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Esta historia empieza como tantas otras…chico conoce a chica.

Por fin la vida le sonríe –piensa él-.

Con el dinero procedente de una herencia, compra un piso, y como gesto de amor y generosidad, opta por ponerlo a nombre de los dos.

Como en todos los principios, las cosas van bien. La ilusión y la novedad lo envuelven todo, pero a los pocos meses de iniciar la convivencia, comienzan a surgir tensiones que, finalmente, ponen fin a la relación.

El amor se ha terminado pero siguen teniendo un piso en común, pagado sólo por él.

¿Qué puede hacer él para recuperar el piso o el valor de la inversión?

El hecho de que la vivienda fuese adquirida con dinero de la exclusiva propiedad de uno de los dos cotitulares no implica que la vivienda sea de su exclusiva titularidad, como reconoció el Tribunal Supremo, en Sentencia de 14 de mayo de 2004.

Por ello, le recomendamos a nuestro cliente instar la división judicial del bien inmueble.

Como ella se opuso a que el bien se lo adjudicase él -en su integridad-, se acordó la venta de la vivienda en pública subasta, reconociéndosele a él su derecho a percibir no sólo el 50% del precio que se obtuviera de la enajenación del inmueble, conforme a lo establecido en el título de propiedad sino, además, la mitad del coste de adquisición de la vivienda y de los gastos de la compraventa que él había abonado, todo ello con cargo al importe (50%) que a ella le correspondiese tras la subasta.

Así lo recogen tanto el Juzgado de Primera Instancia como la Audiencia Provincial de Alicante (Sentencia Nº 159/2018 del Juzgado de Primera Instancia Nº 7 de Alicante, de 20 de junio y Sentencia Nº 10/2019 de la Audiencia Provincial de Alicante, Sección Sexta, de 15 de enero de 2019).

Que el amor es una droga es algo que todos sabemos, pero muchos desconocen que produce efectos secundarios.